
El patio del colegio Sansueña se ha convertido en el Monte Calvario, Jesucristo crucificado y su Madre dolorosa junto a su Hijo. Pero la diferencia es que mientras en el Gólgota se vio abandonado y solo, en Sansueña ha estado arropado por el amor de cientos de niños nazarenos, costaleros, mantillas,… junto a multitud de familias y de profesores que han querido también contemplar el amor hasta el extremo.
La procesión del viernes de Dolores es fiel reflejo de lo que en este centro se vive durante todo el año: amor al Señor, entrega a la Iglesia, pasión por el bien de los alumnos.
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